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| Estaremos con los serafines y querubines, criaturas cuyo brillo nos deslumbrará: encontraremos también allí a millares que nos han precedido, todos inocentes, amables y santos, que andan con aceptación en la presencia de Dios para siempre. | |
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| La simple relación de esto arrebata de entusiasmo mi alma. ¿Pero es verdad que hemos de gozar de todas estas cosas? ¿Y qué hemos de hacer para conseguirlo? | |
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| El Señor del reino lo ha consignado en este libro, y, en suma, es lo siguiente: "Si verdaderamente lo deseamos, El no los concederá de balde." | |
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| Bien, buen amigo. Mi corazón salta de alegría; sigamos adelante, y apresuremos nuestra llegada. | |
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En tal conversación iban agradablemente entretenidos cuando llegaron a la orilla de un cenagoso pantano que había en la mitad de la llanura, y descuidados se precipitaron en él. Se llamaba el Pantano del Desaliento. ¡Pobres! Se revolcaron en su fango, llenándose de inmundicia, y Cristiano, por su parte, hundiéndose en el cieno a causa de su pesada carga. |
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| ¿Dónde nos hemos metido? | |
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| ¡No lo sé! | |
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