Poco trecho habían andado en su camino, cuando percibieron a uno que avanzaba solo, con paso suave y al encuentro de ellos. Dijo entonces: |
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| Ahí veo uno que viene a encontrarnos con sus espaldas vueltas a la ciudad de Sión. | |
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| Sí, le veo. Estemos apercibidos por si es otro adulador. | |
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Habiendo llegado ya a ellos Ateo (tal era su nombre), preguntó adonde se dirigían. |
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| Al Monte Sión | |
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| Jajajajajajajajajajajajajaja | |
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| ¿Por qué se ríe usted? | |
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| Me río al ver lo ignorantes que sois en emprender un viaje tan molesto, cuando la única recompensa segura con que podéis contar es vuestro trabajo y molestia en el viaje. | |
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